Pablo y Karina llegaron a la Universal completamente destruidos. Ella
estaba enferma y él, sin estímulos para buscar una salida: “En 2002,
cuando estaba embarazada de mi tercer hijo, me detectaron cáncer
linfático, un linfoma de Hodgkin. Mi esposo estaba desempleado, no tenía
ganas de trabajar, llevaba una vida de soltero”, cuenta ella.