Lunes a las 8, 10, 16 y principalmente a las 20hs, en Av. Corrientes 4070 - Almagro

lunes, 28 de octubre de 2013

Conquistaron todo lo que necesitaban

Noemí y Gustavo tenían una desastrosa situación económica, tenían cinco préstamos con el banco, estaban en la miseria, sin tener lo básico para darles de comer a sus hijos. Si bien Gustavo hacía changas y Noemí trabajaba, el dinero no les alcanzaba, esto provocó muchas peleas, estuvieron a punto de separarse. Estaban enfermos, ella estuvo depresiva, incluso pensaba en morir.

lunes, 21 de octubre de 2013

“Aprendí el secreto de la conquista”

Cristina llegó a la Universal destruida económicamente y con un tumor en la cabeza, además tenía otras enfermedades y por eso no podía trabajar. Debía tomar una droga de por vida, eso no le permitía manejar ni seguir estudiando. “No podía trabajar debido a mi enfermedad. Una vez en la iglesia primero busqué mi sanidad y mi liberación, después empecé a luchar por mi vida económica. Venía caminando porque en ese momento gastaba todo en medicamentos. El dinero no me alcanzaba, pero desde que comencé la cadena de los lunes fue el inicio de una etapa de conquistas.

martes, 15 de octubre de 2013

“Cuento con la bendición de Dios”

Marta García enfrentó muchas murallas en su vida económica. Principalmente deudas, muchas injusticias y mucha angustia.

“Me invitaron a participar de la reunión de los lunes. No fue fácil alcanzar mis objetivos, tuve que perseverar mucho. No importaba lo difícil que fuera, sabía que Dios tenía un propósito y que las injusticias se iban a terminar en mi vida. Yo pensaba: “si Dios es justo tiene que hacer justicia en mi vida”. No fue de la noche a la mañana que todo cambió, sino que tuve que perseverar, hice votos con Él y aprendí a confiar.

lunes, 7 de octubre de 2013

Aprendió el secreto de la conquista

Las murallas en la vida de Karina aparecieron en su adolescencia, su padre perdió la empresa de un día para el otro. “No teníamos ni para comer, fue desastroso, yo salía a trabajar pero ganaba muy poco”, cuenta.

Se casó y vivían de un sueldo básico que no les alcanzaba ni para cubrir los gastos de una semana. Ella quería trabajar pero había muchas trabas, no tenía para darles de comer a sus hijos. Había muchísimas murallas en su vida económica. “Cuando comencé a ir a la Universal comencé a luchar para derribarlas. Mi esposo ya concurría, entonces lo acompañaba. Empecé a hacer las cadenas y a confiar, decía, ‘si los demás pueden, yo también, no es posible que viva en la miseria sin poder darles de comer a mis hijos’. Mi esposo seguía trabajando en la fábrica, pero, después de 21 años de trabajo, renunció y nos quedamos en la total dependencia de Dios. Él puso una herrería, fue creciendo, después una tornería y yo puse mi negocio. Así fuimos saliendo de todas las deudas bancarias, de tarjetas de crédito, deudas de todo tipo, porque sacábamos préstamos para comer”, recuerda Karina.