1.- Estar bien con Dios.
2.- Vivir por la fe para ser digno de las bendiciones de Dios.
3.- Honestidad.
4.- Tener el deseo de aprender constantemente.
Analizándolos por separado, vemos que el cristiano que no está bien con Dios abre una brecha para los espíritus malignos y, lógicamente, esa vulnerabilidad será utilizada por ellos para atraparlo en todos los sentidos de la palabra. El empresario cristiano no puede dejar de lado su comunión con Dios. Él es fundamentalmente es que debe ser puesto como prioridad para el crecimiento de la vida empresarial.
El equilibrio en la dicotomía “vida empresarial y vida espiritual”, no puede ser olvidado de ninguna forma. Piense, si usted está mal en su relación con Dios, actuando en desacuerdo a Su Palabra, tomando actitudes puramente racionales o instintivas en vez de espirituales, ¿cómo podrá ser un empresario exitoso? Verifique su conducta personal delante de sus empleados, su familia y de la sociedad en general. Analice cuidadosamente si usted está siendo fiel en los diezmos y ofrendas. Analice cómo han sido sus oraciones, la lectura de la Palabra de Dios y su concurrencia a la iglesia. Sea sincero al realizar esta introspección, y si encuentra fallas, corríjalas.
Cuando afirmamos que es necesario vivir por la fe para ser digno de las bendiciones de Dios, no nos estamos refiriendo a una “falsa fe” caracterizada por las emociones, desarrollada por agudizar los sentimientos.
Tampoco estamos hablando de la fe mental, imaginaria e infructífera, mucho menos de la fe natural, que se desarrolla en el ser humano con el transcurso de los años por la información recibida en la escuela, casa, televisión, radio y en todo lo que produzca conocimiento o experiencia. La fe natural en síntesis es “el resultado del aprendizaje y de las experiencias vividas por el hombre”.
Este lunes lo esperamos a las 8, 10, 12, 16 y especialmente a las 20 en La Nación de los Vencedores, Av. Corrientes 4070, para aprender más sobre temas relacionados a su economía.
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