Ignacia Amarilla y su esposo enfrentaban muchas dificultades
económicas y no encontraban una forma de salir adelante. “Estábamos
llenos de deudas, si bien mi esposo trabajaba, no nos alcanzaba el
dinero. Cuando cobraba todo era para pagar deudas, nos quedábamos sin
nada. Llegamos a pedir prestado para sobrevivir, era un infierno mi
casa, pasamos muchas necesidades”, cuenta.
En la desesperación que le provocaba no ver una salida, tuvo tres
intentos de suicidio. “Busqué ayuda consultando a los espíritus, pero
cada vez estábamos peor”, afirma ella.
Buscaba una solución, no aceptaba vivir de esa manera, entonces, una
vecina la invitó a la Universal. Al participar de las reuniones
descubrió que era su oportunidad de cambiar de vida. Puso en práctica lo
que le enseñaron, perseveró y luchó con Dios y así los resultados
fueron evidentes.
“Hice un desafío con Dios y al poco tiempo obtuve la respuesta. Logré
cancelar todas las deudas, seguí participando de las reuniones y todo
fue cambiando. Mi esposo tiene un muy buen sueldo. Aprendí a depender de
Dios y conquisté dos casas, un auto y una fábrica de ropa”, cuenta.
Ella concurre a la Universal de Florencio Varela, ubicada en Av. Gral. San Martín 3054.
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