Muchas personas quieren ser especiales haciendo cosas normales. Quieren hacer la diferencia, pero viven haciendo lo que la mayoría hace.
¡Personas así nunca lograrán nada!
Vencedor no es apenas quien da testimonio; el vencedor es aquella persona que se mantiene de pie delante de los problemas, siempre lista para hacer lo que debe.
El vencedor es aquel que no baja los brazos, que no tira la toalla, es aquel que transforma las dificultades en oportunidades. Si el obispo Macedo no hubiera soportado las luchas que soportó, las injusticias, calumnias y difamación, ¡jamás hubiera conquistado lo que conquistó! Si no tuviera un espíritu vencedor, hubiera bajado los brazos.
Por eso decimos: Si aquí, dentro de la iglesia, usted es débil, allá afuera también lo será. Si aquí tiene miedo de enfrentar las pruebas, afuera le sucederá lo mismo.
Moisés fue un hombre especial, él marcó una diferencia. No le prestó atención a las dificultades, no cuestionó a Dios cuando lo mandó a quitarse el calzado de sus pies.
Él dejó todo para ser poseído por la energía que estaba en el Monte Sinaí, y una vez poseído por ella vio el cumplimiento de la promesa de Dios. “¡El Señor Dios de vuestros padres os haga mil veces más de lo que ahora sois, y os bendiga, como os ha prometido!”, (Deuteronomio 1:11).
Y esto es lo que Dios quiere hacer en su vida. Sólo dependerá de usted.
La Hoguera Santa se vive en la Nación de los Vencedores. Lo esperamos el lunes 21 para presentar su sacrificio. A las 8, 10, 12, 16 y especialmente a las 20 en Av. Corrientes 4070.
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