Cuando el infortunio golpea a la puerta, lo hace brutalmente, en ese
momento la estabilidad alcanzada tambalea y el futuro se vuelve algo
incierto. Ana Noemí se encontraba enfrentando exactamente esa situación
cuando llegó a la Universal. Inmersa en un estado depresivo, pasaba sus
noches con insomnio. Había perdido las ganas de vivir y se encontraba en
la miseria. En su vida habían sucedido una serie de hechos que le
habían quitado la esperanza de un mañana mejor: fundió el taller que
tenían, su madre falleció, se separó de su esposo, y le empezó a gustar
la vida nocturna en los boliches.
Se encontraba sin dirección, sin embargo, cuando busco la ayuda de
Dios para solucionar su vida se sorprendió. Comenzó a participar de las
reuniones y recibió las orientaciones necesarias que la llevaron a usar
su fe de manera eficaz. Fue perseverante y, paulatinamente, fue
conquistando. Hoy su vida es completamente diferente, tiene un local
propio en el cual da clases de gimnasia y, en el último desafío de fe
que hizo, obtuvo las condiciones para comprar un auto nuevo. Ana Noemí
logró una vida nueva en todos los aspectos, pues, su interior ahora está
lleno de seguridad y fortaleza y cuenta con la bendición de Dios
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