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lunes, 23 de septiembre de 2013

“Tuve una oportunidad y manifesté la fe”

Valentín tenía una deuda de $ 120 000, ganaba $ 3000 al mes que solo le alcanzaban para pagar los intereses. “No me alcanzaba para comer ni para viajar a trabajar. Llegué al límite de colarme en el tren porque no podía pagar el boleto”, recuerda.

Fueron tres años de injusticia, el abogado le decía que lo mejor era rematar la casa, porque así, al menos, salía de la deuda. En una noche de insomnio vio la programación de la Universal en la televisión. “Fui, pero con dudas. Sin embargo, participé de la campaña del Santuario porque necesitaba que Dios hiciera justicia en mi vida”, cuenta. A los tres días lo seleccionaron para que fuera vendedor en la empresa. Era un desafío porque debía hacer clientes en el interior.


“Bajé con la lista de precios y dije que era mi oportunidad. Empecé a llamar a los clientes, no hubo pedidos en la primera semana pero insistí y a los diez días los clientes a quienes había llamado empezaron a llamarme para hacer los pedidos. Era la primera vez en la historia que ese año la papelera vendía 32 000 kilos de bobinas de papel, yo vendí 35 000 kilos de bobinas. El dueño no se explicaba cómo hice, pero yo sabía que había sido Dios haciéndome justicia. No vendí la casa, pedí un plan de refinanciación y saldé la deuda. Elegí a Dios como socio y nunca me faltó nada. Remodelé toda mi casa con material de primera calidad y hace cuatro meses logré comprar una camioneta 0 kilómetro”, finaliza feliz.

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