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martes, 26 de noviembre de 2013

Habían perdido todo, pero gracias a la fe lo recuperaron

Juan Paz y Sara cuentan su experiencia: “Siempre fuimos una familia unida que quiso salir adelante. Conquistamos una pequeña empresa, abrimos nuestro negocio, pero todo se fue derrumbando. No sé por qué motivo, pero prácticamente de un día para otro bajó el trabajo en un 50 por ciento. Eso generó deudas, tanto con el personal como con los proveedores. Esa catarata de problemas me provocó un infarto, el médico me había prohibido un montón de actividades, tenía que estar tranquilo y no podía, no cerraban los números, había una muralla que cada día se hacía más grande.

Trabajábamos un montón, teníamos 14 sucursales pero el dinero no rendía. Al tiempo comenzaron los juicios con los empleados, los problemas con el banco, los cheques rechazados. ¿Cómo podía tranquilizar a mi familia? No había salida. Mi esposa también se enfermó, nos cortaron la luz por falta de pago y todo ese escenario me hizo sentir un inútil, un fracasado y pensé en pegarme un tiro o arrojarme debajo del tren.

Mi hija más chica vio por televisión el programa de la Universal. Me acerqué a participar y en ese momento tenía mi casa hipotecada y mi negocio cerrado. Entonces, empecé a venir los lunes y así todo cambió. Nunca había escuchado nada como lo que me enseñaron acá. En primer lugar volví a creer en mí, en que podía reconquistar. Así aprendí a obedecer, puse en práctica lo que me enseñaron, participamos de la Campaña de Israel y los resultados fueron sorprendentes. Recuperé la casa, que tenía fecha de remate, estoy cancelando las deudas, tengo un negocio mucho más grande del que tenía y las enfermedades desaparecieron.


Creo que si no hubiéramos empezado a participar en las reuniones de la Universal, mis hijos estarían solos, nosotros no seguiríamos con vida”.

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